Evan Luke (Nicolas Cage), un veterano agente de la CIA, debe volver de su retiro para enfrentarse a Banir (Alexander Karim), un peligroso terrorista al que creía haber eliminado hace años.
Trece monjas de clausura de un convento de La Habana fabrican todas las hostias de Cuba: un millón de obleas cada año que se extienden por toda la isla.
Un millón de hostias, el documental dirigido por David Moncasi, sigue el trayecto de estas obleas y descubre un curioso retrato de la isla en el año 57 de la Revolución.Teresa María de la Virgen...
Un millón de hostias, el documental dirigido por David Moncasi, sigue el trayecto de estas obleas y descubre un curioso retrato de la isla en el año 57 de la Revolución.Teresa María de la Virgen...
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Trece monjas de clausura de un convento de La Habana fabrican todas las hostias de Cuba: un millón de obleas cada año que se extienden por toda la isla.
Un millón de hostias, el documental dirigido por David Moncasi, sigue el trayecto de estas obleas y descubre un curioso retrato de la isla en el año 57 de la Revolución.Teresa María de la Virgen de la Caridad es la responsable de supervisar la
fabricación, tiene 90 años y lleva 69 sin salir del convento.
Una caja con miles de hostias sale del convento y llega hasta la iglesia de San Judas. Allí trabaja María Antonia que se encargará de repartirlas entre los ancianos impedidos que no pueden salir de sus casas. María Antonia vive con su hija Madelín y su nieta Cintia. En el convento, Liset que hace dos
años se convirtió en monja de clausura y el resto de monjas trabajan duro preparando un pedido muy especial: las hostias del Papa Francisco. El Papa necesita las mejores obleas del país para la misa multitudinaria que dará en la Plaza de la Revolución
Un millón de hostias, el documental dirigido por David Moncasi, sigue el trayecto de estas obleas y descubre un curioso retrato de la isla en el año 57 de la Revolución.Teresa María de la Virgen de la Caridad es la responsable de supervisar la
fabricación, tiene 90 años y lleva 69 sin salir del convento.
Una caja con miles de hostias sale del convento y llega hasta la iglesia de San Judas. Allí trabaja María Antonia que se encargará de repartirlas entre los ancianos impedidos que no pueden salir de sus casas. María Antonia vive con su hija Madelín y su nieta Cintia. En el convento, Liset que hace dos
años se convirtió en monja de clausura y el resto de monjas trabajan duro preparando un pedido muy especial: las hostias del Papa Francisco. El Papa necesita las mejores obleas del país para la misa multitudinaria que dará en la Plaza de la Revolución